Mitos


            Estamos en una sociedad violenta. Constantemente, en la televisión, en los periódicos o en las películas la violencia aparece como un fenómeno social típico de nuestros días. De ahí que ante actitudes violentas en la escuela, verbales o físicas, las sociedad considera que "son cosas de niños", que no tienen mayor importancia. El hecho de presenciar tanta violencia en los medios de comunicación hace que nos insensibilicemos y quitemos hierro a algo que es muy serio, más aún en edad escolar.

            William Vooors (2005) pone de manifiesto una serie de mitos que ayudan a que no nos tomemos en serio el acoso escolar. Entre ellos podemos destacar:

− El acoso escolar es violencia física. Cuando se le pregunta a alguien, joven o adulto, por el acoso escolar, se limita a describir una serie de actitudes de enfrentamientos físicos y peleas. En realidad, gran parte del acoso escolar se basa en la violencia emocional, verbal y el aislamiento social.

− Son juegos de niños. Cuando un adulto actúa ante un caso de acoso escolar, quien acosa se defiende diciendo que es un juego, una broma. El juego tiene la misión de hacer adquirir a los niños competencias sociales, pero cuando el juego es ofender a alguien, de palabra o en acto, no tiene gracia, es algo muy serio.

− Acosar o ser acosado no hace daño duradero. Las actitudes acosadoras se han normalizado de tal manera que el adulto no cree que eso tenga consecuencias en el desarrollo personal y afectivo del niño. La realidad es bien distinta, pues adultos con problemas de socialización han sido a menudo niños víctimas de acoso escolar. A su vez, y según afirma Voors, "los niños que abusan de otros en la escuela, abusan en la edad adulta de sus parejas, compañeros de trabajo u otras personas."

− En el acoso, el problema lo tine el acosado. En una situación de acoso, no sólo entran en juego quien acosa y la víctima. Hay todo un elenco de observantes pasivos de la situación. Para estos observantes, la violencia escolar tiene secuelas, se sienten culpables por no haber hecho nada para impedirlo, por miedo a que el acoso recayera sobre ellos. En las escuelas, cuando se actúa frente al acoso, al que se pone en tratamiento es al acosado, pero no se tienen en cuenta a los observantes.


Para saber más: VOORS, W. (2005) Bullying : el acoso escolar : el libro que todos los padres deben conocer. Barcelona : Oniro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario